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Comité Zonal Noroeste

El Comité Zonal Noroeste fue uno de los cuatro comités político militares de la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S); abarcó los estados de Sinaloa, Sonora, Durango y Chihuahua, y estuvo constituido fundamentalmente por la guerrilla urbana de Los Enfermos, así como por el foco de guerrilla rural ubicado en el denominado Cuadrilátero de Oro.

 

 

 

Los Enfermos
El origen de Los Enfermos se ubica en el movimiento estudiantil sinaloense de finales de los años sesenta, encarnado en la Federación de Estudiantes Universitarios de Sinaloa (FEUS). Constituyeron una corriente que, de la exigencia de demandas de democratización en el espacio universitario, se fue radicalizando ante el autoritarismo y la represión cada vez más crecientes y ante el influjo del marxismo y la efervescencia revolucionaria; acogiendo demandas más radicales que trascendieron el ámbito estudiantil, que incidió en la vinculación con las luchas campesinas y populares, y culminó en la toma de las armas y la lucha revolucionaria contra el Estado.


Quienes conformaron Los Enfermos eran un ala radicalizada de la FEUS que en su mayoría pertenecían a la Juventud Comunista, que buscaron hacer de la Universidad una instancia militante comprometida con las causas populares; así como hijos de obreros y campesinos que, al provenir de sectores humildes y marginados, vivían en carne propia las desigualdades e injusticias, lo que implicó un mayor compromiso con las luchas sociales. Emergieron tanto de preparatorias como la “Emiliano Zapata”, la Central y la de Mazatlán, como de las escuelas de Economía y Agricultura; y fundamentalmente, de entre los residentes de las Casas del Estudiante, la “Rafael Buelna”, conocida como “Ché Guevara”, y la “Benito Juárez”, conocida como “Genaro Vázquez”, en las que se nutrieron de la teoría marxista leninista que se analizaba a través de círculos de estudio. Adoptaron la tesis de “Universidad-Fábrica” que concebía al estudiantado como un sector del proletariado, y para principios de los setenta radicalizaron sus posturas políticas.


En el marco de ese proceso de radicalización, comenzaron a solidarizarse con las luchas campesinas, obreras y populares que emergieron en el contexto sinaloense, y a realizar trabajo político con dichos sectores. En el campo, sus militantes participaron en tomas de tierras y en huelgas y paros en los campos agrícolas; mientras que en la ciudad, apoyaron las luchas reivindicativas de obreros, las movilizaciones de sectores populares, la toma de predios y emprendieron campañas de alfabetización en colonias populares. Asimismo, se enfrentaron a las guardias blancas de los terratenientes y a las fuerzas policiacas en combates callejeros.

 

Finalmente, Los Enfermos optaron por la vía armada y la lucha revolucionaria tras la movilización insurreccional y la represión suscitadas en el verano de 1972. En junio de ese año, participaron en las acciones llevadas a cabo para la exigencia de la ruptura del cerco policiaco y militar que se había tendido en El Tajito en torno a los campesinos que habían invadido dichas tierras. Poco después, en octubre, en la ciudad participaron en la lucha de choferes del transporte público que culminó en enfrentamientos con fuerzas policiales y la quema de camiones. Tras estos hechos se produjo la irrupción de las fuerzas policiales y militares en las instalaciones universitarias que eran reducto de Los Enfermos, el enfrentamiento violento entre ambos bandos y la detención de varios militantes, entre ellos, la de Camilo Valenzuela, uno de sus principales dirigentes.


Dichos acontecimientos marcaron el inicio de Los Enfermos como organización guerrillera: en octubre de 1972 pasan a la clandestinidad y toman las armas para la lucha revolucionaria contra el Estado mexicano y la instauración del socialismo. A partir de entonces comenzaron a realizar sus primeras acciones guerrilleras, constituidos como Comisión Coordinadora Clandestina (COCOCLAN) de la FEUS. Adoptaron el sobrenombre de Los Enfermos cuando al ser denostados como “enfermos” por otros sectores estudiantiles antagónicos, respondieron con la consigna: "estamos enfermos del virus rojo de la revolución". En marzo de 1973 se unen a la Liga Comunista 23 de Septiembre, siendo considerados como una de las estructuras fundamentales de esta organización tanto por su trayectoria de lucha en el campo y la ciudad, como por su enfrentamiento contra los aparatos represivos del Estado. Algunos de sus principales dirigentes, además de Camilo Valenzuela, fueron  José Francisco Rivera Carvajal (a) “El Chicano” y Jorge Luna Lujano.

 

LOS ENFERMOS

Grupo radicalizado de la Federación de Estudiantes Universitarios de Sinaloa (FEUS).
Deben su nombre a su consigna: "Estamos enfermos del virus rojo de la revolución"

Desde principios de los años setenta se solidarizan con las luchas campesinas y populares en Sinaloa, participando en movilizaciones insurreccionales, toma de tierras, así como en enfrentamientos con guardias blancas y combates callejeros con fuerzas policiales.

1972

Tras una oleada represiva, optan por la lucha armada y entran a la clandestinidad.

1973

Se unen a la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S), considerados como uno de los pilares fundamentales por su trayectoria de lucha en el campo y la ciudad, y contra las fuerzas represivas del Estado,

1974

El 16 de enero protagonizan la ofensiva insurreccional denominada "Asalto al Cielo".

 

 

Una de las acciones más significativas que protagonizaron fue la ofensiva insurreccional conocida como el "Asalto al Cielo", el 16 de enero de 1974, en Culiacán, Sinaloa. Aquel día, brigadas armadas arribaron a diversos puntos de la ciudad y el campo con el fin de iniciar una jornada de agitación y combate. Esta insurrección popular armada, en las zonas rurales buscó paralizar la producción y las labores agrícolas, atacar los campos agrícolas y realizar una campaña de agitación y propaganda. En la zona urbana, buscó tomar la ciudad, establecer barricadas y realizar combates callejeros con las fuerzas policiales, así como llevar a cabo la recuperación de armamento y expropiaciones en bancos. Dicha acción guerrillera tenía el objetivo de “educar a las masas en la acción armada y lanzar una ofensiva táctico-estratégica para desgastar al Estado burgués”. El “Asalto al Cielo” fue la acción de mayor envergadura que realizó la Liga Comunista 23 de Septiembre. Tras dicho acontecimiento, en Sinaloa esta organización guerrillera fue objeto de una fuerte represión por parte del Estado, en cuyo marco muchos de sus integrantes fueron detenidos, desaparecidos o asesinados.


En este contexto, destaca la detención, el 30 de enero de 1974, en Mazatlán, Sinaloa, de Salvador Corral García (a) “David” y de José Ignacio Olivares Torres (a) “El Sebas”, quienes dirigieron el “Asalto al Cielo”; ambos fueron trasladados a la Ciudad de México, donde serían sometidos a sesiones de tortura y, posteriormente, ejecutados extrajudicialmente. Como si fuese una venganza, los cadáveres destrozados de ambos guerrilleros aparecieron en las inmediaciones de las casas de dos empresarios que meses atrás habían muerto a manos de la Liga: en la de Garza Sada en Monterrey en el caso de Corral García, y en la de Aranguren Castiello en Guadalajara en el caso de Olivares Torres.

Al ser fuertemente golpeados por la represión estatal, la acción política y militar de Los Enfermos a partir de entonces entró en declive. En este escenario, las acciones de lucha revolucionaria que sus distintas brigadas llevaron a cabo se limitaron a la realización de expropiaciones revolucionarias, esto es, la ejecución de acciones orientadas a quitarle recursos a la burguesía y destinarlos a la lucha guerrillera, principalmente asaltos bancarios; como también a la recuperación de armas, y el enfrentamiento con fuerzas policiales; así como a la repartición de propaganda entre obreros, campesinos y estudiantes, en la que se explicaba la lucha revolucionaria, se hacía un llamado a organizarse en brigadas, y comités de lucha armados y clandestinos.

 

 
 
 

Luego de dos años de estancamiento de la actividad de Los Enfermos, en 1976 la Liga buscó su reforzamiento enviando a Sinaloa para tal fin a uno de sus principales cuadros: Enrique Guillermo Pérez Mora (a) “El Tenebras”, quien a principios de ese año, junto con otros cinco guerrilleros, había protagonizado la fuga del penal de Oblatos. Pero en junio de ese mismo año, agentes de la Dirección Federal de Seguridad ubicaron la casa de seguridad en la que se ocultaba la dirigencia de la Liga, y tras un enfrentamiento, “El Tenebras” fue asesinado junto con otros combatientes. Tras este hecho se desató una nueva oleada de represión y persecución de militantes de la LC23S en esta entidad1.

La represión estatal se prolongó hasta finales de los años setenta y dejó numerosos detenidos, desaparecidos y asesinados entre los militantes de la Liga, principalmente Los Enfermos, cuya presencia política se estableció en Sinaloa. Para este momento, la política de contrainsurgencia del Estado mexicano engranó con la política antidrogas del país vecino: Estados Unidos. La estrategia germinal “antidrogas” hizo binomio con la política de exterminio de las guerrillas en el combate contra el comunismo, impulsada fuertemente por Richard Nixon en la década de 1970. El gobierno mexicano materializó esta política de creación del narco como nuevo enemigo y de necesidad combatirlo, en la ejecución de planes contra las drogas; y concretamente para esta zona, en 1975 el Ejército implementó el Plan Cóndor.2

 

La coincidencia entre la presencia de la guerrilla y la presencia del narcotráfico en esta zona, se tradujo en el entrecruzamiento entre la contrainsurgencia y la guerra contra el narco, lo que, entre otras cosas, provocó una generalización de las formas de violencia que habían sido características de la estrategia contrainsurgente3. Asimismo, la implementación de operaciones para el combate al narcotráfico, como la Operación Cóndor, ofreció nuevas condiciones para el combate a la guerrilla, como también la generalización de las tácticas contrainsurgentes contra la población civil4. La fuerte presencia del Ejército y la generalización de las detenciones, el uso de la tortura y las desapariciones, fueron algunas de las manifestaciones de este proceso.


Para 1979, al igual que en el resto de los Comités Zonales, la actividad de la Liga en el Noroeste comenzó a desdibujarse; lo anterior no sólo como producto de la represión, sino también por la incidencia de otras políticas gubernamentales como la reforma política de 1977, que modificó el esquema electoral otorgando el registro a los diversos partidos políticos que hasta entonces estaban en la clandestinidad dando cabida a la lucha política legal; así como la Ley de Amnistía de 1978 que exoneró a los presos políticos y posibilitó la excarcelación de guerrilleros que habían sido detenidos. Dichas políticas generaron que se fuera deslegitimando la vía armada como estrategia de lucha para la toma del poder político. En este contexto, varios militantes de Los Enfermos, en particular aquellos que habían estado presos, abandonaron las armas y se insertaron en la lucha política por vías legales; y si bien otros más permanecieron en la clandestinidad, ya hacia 1980 se suscitó desdibujamiento de la lucha armada y el repliegue de esta organización político militar.

 

El Cuadrilátero de Oro

La Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S) estableció un frente de guerrilla rural en la zona conocida como el Cuadrilátero de Oro, que comprende los estados de Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Durango, el cual actuó entre 1973 y 1975.

 

 

 

Se trató de un foco guerrillero que pretendió dar continuidad a la lucha armada por la tenencia de tierra y contra el latifundio que años atrás había emergido en aquella región, concretamente en el estado de Chihuahua, a manos del Grupo Popular Guerrillero (GPG), de Arturo Gámiz, uno de los primeros focos insurreccionales que surgió en México en los años sesenta, y que el 23 de septiembre de 1965 protagonizó el Asalto al Cuartel Madera, hecho que convertiría a aquel día en una fecha icónica para el movimiento armado que surgiría después.

 

EL CUADRILÁTERO DE ORO

En la zona conocida con ese nombre que abarca los estados de Sonora, Sinaloa, Durango y Chihuahua, la Liga Comunista 23 de Septiembre estableció un frente de guerrilla rural que pretendió dar continuidad a la lucha por la tierra que había tenido años atrás. Actuó entre 1973 y 1975.

Se relacionó con la población indígena, que recibe y apoya a los guerrilleros a quienes bautiza como "Los Mechudos".

Debido a un deslinde ideológico con la LC23S y a la ofensiva represiva del Ejército, en 1975 los combatientes bajan de la sierra y se abandona el frente de guerrilla rural.

 

 

Una lucha que posteriormente fue continuada por el Grupo Guerrillero del Pueblo-Arturo Gámiz (GGPAG), constituido por sobrevivientes del asalto al Madera y comandado por Óscar González Eguiarte, que se estableció en la sierra tarahumara, y que tras el ataque a un aserradero en julio de 1968, fue fuertemente perseguido por el Ejército, esté desató un enorme despliegue militar en la zona, que culminó en el aniquilamiento de todos sus integrantes.


 Heredero de este legado de lucha armada, a principios de los años setenta el trabajo organizativo de la guerrilla rural en el noroeste fue continuado por el Movimiento de Acción Revolucionaria 23 de Septiembre (MAR-23S) un grupo guerrillero que emergió en 1971 de la fusión del Grupo 23 de Septiembre, constituido por sobrevivientes de los grupos guerrilleros antes mencionados, y una facción del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR). El MAR-23S sería una de las organizaciones guerrilleras que en marzo de 1973 integrarían la Liga Comunista 23 de Septiembre, cuyo nombre fue tomado en honor a esa fecha simbólica en que tuvo lugar aquella hazaña guerrillera ocurrida ocho años atrás en Madera.


El foco de guerrilla rural de la LC23S en el Cuadrilátero de Oro, incursionó en la sierra en abril de 1973, y estuvo constituido por militantes provenientes de las distintas organizaciones políticas armadas que la conformaron, entre ellos, Salvador Gaytán Aguirre, sobreviviente del asalto al cuartel Madera, quien provenía del Grupo 23 de Septiembre; como también por Leopoldo Angulo Luken y Carlos Ceballos Loya, provenientes del grupo llamado Los Guajiros; por Héctor Miguel Topete Díaz, Wenceslao Martínez y Tomás Lizárraga, del Frente Estudiantil Revolucionario (FER); y por Gabriel Domínguez Rodríguez, del grupo de Los Lacandones.

 

 


  

El frente revolucionario del Cuadrilátero de Oro, quedó bajo la dirección de Leopoldo Angulo Luken, (a) “El General”, y estuvo conformado por dos comandos guerrilleros: el Comando “Arturo Gámiz” y el Comando “Óscar González”, cuyos nombres reivindicaban las figuras de aquellos dos guerrilleros caídos en las luchas del pasado reciente.


El Comando “Arturo Gámiz” a su vez estuvo dividido en dos contingentes para formar dos focos guerrilleros en la sierra de Chihuahua: el Comando Chínipas y el Comando Urique. El primero de ellos fue el que tuvo más enfrentamientos con el Ejército y el que más sufrió la represión y, en consecuencia, fue el que tuvo más personas asesinadas y detenidas-desaparecidas. Mientras que el segundo no tuvo enfrentamientos con el Ejército en la sierra, los pocos enfrentamientos que sostuvo con las fuerzas del Estado se dieron cuando los guerrilleros se desplazaron de la sierra.


Por su parte, el Comando “Óscar González”, se estableció en El Quiriego en la sierra de Sonora, y estuvo dirigido por Salvador Gaytán Aguirre, (a) “Don Chuy”; otros combatientes de este comando fueron Héctor Miguel Topete Díaz y Gabriel Domínguez Rodríguez, jefe militar y jefe político, respectivamente. Entre las acciones guerrilleras, destacó el trabajo de propaganda con la población, así como el hostigamiento hacia los latifundistas de la región y el enfrentamiento con fuerzas represivas del Estado.


Este comando guerrillero en particular, se relacionó estrechamente con la población campesina e indígena de la región, concretamente, con rarámuris y guarijíos, quienes, ante la realidad de miseria, explotación y necesidad de tierra que padecían, que de alguna manera comulgó con el discurso revolucionario, acogieron y apoyaron a los guerrilleros en su lucha, principalmente dándoles alimento, refugio y protección, algunos más tomaron las armas y se unieron a sus filas. La población bautizó a los guerrilleros con el nombre de “Los Mechudos”.
El 24 noviembre de 1974, en la sierra de Guajaray, en Álamos, Sonora, este comando sufrió una violenta emboscada por parte del Ejército, que atacó el campamento guerrillero dejando un saldo de varios combatientes muertos y desaparecidos, entre ellos Severo Zazueta y Gabriel Domínguez Rodríguez. Tras este hecho comenzaría el repliegue de este foco guerrillero.

La violencia represiva del Estado contra la guerrilla del Cuadrilátero de Oro, coincidió con la presencia del narcotráfico en esa zona, y con el despliegue del Ejército para combatirlo a través de operaciones como el Plan Canador. Así, la contrainsurgencia ocurrió paralelamente a la guerra contra las drogas impulsada en esos años, por lo que es probable que se nutriera de la presencia militar en aquella campaña contra enervantes para actuar tanto contra la guerrilla, como contra la población civil no combatiente que simpatizaba con ella.


Por otra parte, este frente de guerrilla rural comenzó a tener un deslinde ideológico con la dirección de la Liga Comunista 23 de Septiembre, como también desavenencias entre los comandos guerrilleros que lo integraban, debido a las concepciones distintas que tenían de la Revolución y la estrategia de lucha, del trabajo político con la población campesina, y de la lucha por la tenencia de la tierra. Por ejemplo, algunos comenzaron a abrazar una política agrarista, tendiente a la dotación de tierra para el campesinado, que distaba de la idea de la revolución socialista postulada por la Liga. Este deslinde provocó un aislamiento de la Liga, que dio lugar a deserciones y a la reducción de las acciones a la sobrevivencia en medio del aislamiento y de la represión estatal.5


A principios de 1975, debido a la fuerte acción represiva perpetrada por el Ejército, a la adversidad de las condiciones de la lucha en la sierra, y al deslinde con la Liga Comunista 23 de Septiembre. Los frentes de guerrilla rural en El Cuadrilátero de Oro finalmente determinaron bajar de la sierra.  Algunos de los sobrevivientes se incorporaron a los comandos de guerrilla urbana de la Liga, otros más, abandonaron la lucha guerrillera.

 

 

1 Rangel Hernández, Lucio, El virus rojo de la revolución. La guerrilla en México. El caso de la Liga Comunista 23 de Septiembre, 1973-1981, UMSNH/Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo/Sindicato de Profesores de la Universidad Michoacana, 2013, pp. 234-235.
2 El Plan Cóndor implementado en 1975 por el Ejército Mexicano, se instrumentó en el marco de la lucha contra el cultivo y tráfico de drogas impulsada en el país en apoyo de la Procuraduría General de la República y fue, de acuerdo con la SEDENA, la primera operación del continente americano de una estrategia antidrogas dirigida por militares. Si bien este Plan, también es conocido con el nombre de Operación Cóndor, no tiene relación con la Operación Cóndor implementada en 1975 por las dictaduras del Cono Sur en América Latina, que constituyó una estrategia conjunta de contrainsurgencia para la represión de opositores a través de las fronteras y la aniquilación de la disidencia política en dicha región.
3 Vicente Ovalle, Camilo, [Tiempo suspendido]. Una historia de la desaparición forzada en México, 1940-1980, México, Bonilla Artigas Editores, 2019, p. 251.
4 Vicente Ovalle, Camilo, [Tiempo suspendido]. Una historia de la desaparición forzada en México, 1940-1980, México, Bonilla Artigas Editores, 2019, pp. 251-252.
5 Rangel Hernández, Lucio, El virus rojo de la revolución. La guerrilla en México. El caso de la Liga Comunista 23 de Septiembre, 1973-1981, UMSNH/Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo/Sindicato de Profesores de la Universidad Michoacana, 2013, p. 255.


Fuentes bibliográficas:

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Esteve Díaz, Hugo, Amargo lugar sin nombre. Crónica del movimiento armado socialista en México (1960-1990), Guadalajara, La Casa del Mago, 2013.
FEMOSPP, Informe Histórico a la Sociedad Mexicana, Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, 2006.
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Rangel Hernández, Lucio, El virus rojo de la revolución. La guerrilla en México. El caso de la Liga Comunista 23 de Septiembre, 1973-1981, UMSNH/Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo/Sindicato de Profesores de la Universidad Michoacana, 2013.
Sánchez Parra, Sergio Arturo, “La Liga Comunista 23 de Septiembre en Sinaloa. Los restos de un naufragio: 1974-1976”, Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, 2011, vol.16, núm.1, pp. 243-265.
Vicente Ovalle, Camilo, [Tiempo suspendido]. Una historia de la desaparición forzada en México, 1940-1980, México, Bonilla Artigas Editores, 2019.
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Esteve Díaz, Hugo, “Crónica del MAR-23 de Septiembre. Origen, evolución y proceso de incorporación a la Liga Comunista 23 de Septiembre”, en Gamiño Muñoz, Rodolfo, Yllich Escamilla Santiago, Rigoberto Reyes Sánchez y Fabián Campos Hernández (coords.), La Liga Comunista 23 de Septiembre. Cuatro décadas a debate: historia, memoria, testimonio y literatura, UMSNH/Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo/Sindicato de Profesores de la Universidad Michoacana, 2014, pp. 251-282.
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Fuentes documentales:

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